Despertar con la respiración agitada, girarme impaciente y descubrir que estoy sola. Recorrer con mis pies el suelo buscando donde apoyarme y sentir el frio que se siente al no dormir arropada por ti. Levantarme angustiosa, con lagrimas en los ojos, sabiendo que el resto del día solo sera una larga pesadilla. Me visto rápido y aleatoriamente, nadie lo tendrá en cuenta. Me lavo los dientes y ni miro al espejo, no refleja nada agradable. Camino errante hacia mi destino, sin un lugar exacto al que acudir. Me despejo con la luz del sol que calienta mis manos. Las horas se hacen eternas y los minutos me desesperan. Por fin la mañana tiene algún sentido, me escribes, te escribo. Casi siento lo que susurras, como me miras. Pero desvanece en la distancia, y se queda en el olvido. Llego a casa, mis pies se arrastran, la comida apenas entra. Vuelvo a buscarte y ya te has ido. Así pasa un día, y pasa otro. Esperando volver a dormir. Esperando dormir contigo, apoyarme en tu pecho sintiendo tu abrigo. Resignada a la condena que es mi vida, a esperar levantarme un nuevo día y al girarme encontrarte. Tener un buenos días descritos con un beso. Dame la mano y dime te quiero.
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